Más que nunca estoy convencido de que estamos en una sociedad que ha perdido su capacidad de indignación.
Es de público conocimiento de que en Yby Yaú se ha anidado la violencia en su más alto volumen. Los crímenes tienen marcas de violencia realmente increíbles de que puedan ocurrir en un pueblo, aparentemente, tan pacato. (Van de 4 a 20 impactos de balas para cada víctima) Tanto los informes policiales como los judiciales se basan en la tesis de que son “ajustes de cuentas” y con eso “cierran los expedientes” sin dar ningún seguimiento a lo investigado.
Lo que no se puede admitir es el silencio cómplice, tanto de las autoridades como de la población en general. Hace falta protestar, indignarse ante estos actos violentos. Tenemos que exigir que se aclaren los crímenes que, hasta la fecha, han quedado sin castigo. Uno de ellos, talvéz el más emblemático, el de la profesora asesinada fríamente frente a sus propios hijos a manos de su marido, un policía conocido por su carácter nada agradable y sus constantes arranques de violencia en estado etílico. Emblemático porque configura violencia doméstica contra la mujer y los hijos menores, así como el autor de los hechos que es un policía, quién debería ser ejemplo en el cumplimiento de su función de DAR SEGURIDAD, fue siempre el SIMBOLO DE VIOLENCIA E INSEGURIDAD de su propia familia. Nunca fue detenido, es más, según nuestras últimas informaciones, se encuentra en una estancia de Agüerito en carácter de AGENTE DE SEGURIDAD (Vulgo Matón o pistolero a sueldo) con influencia en la zona de Hugua Ñandú.
Los más de 50 “fallecidos o desaparecidos” en circunstancias nunca aclaradas existen, por más que el dignísimo Diputado quiera negarlo, tratando de mostrarse como víctima de persecución política. Si la población se calla es porque los sicarios o eventuales asesinos tienen total impunidad y con eso actúan en pleno día, a cara descubierta, matando a diestra y siniestra sin importarles que sus víctimas no tengan nada que ver, como fue el último caso en el que la vida de una joven madre fue arrancada con SEIS tiros de arma de fuego.
La muerte del policía ya estaba anunciada, sin embargo nadie tomó las medidas que urgían en el caso, es más, el propio policía expuso al peligro inminente a su pareja. El resultado está a la vista, para desgracia de una niña que queda huérfana y unos padres y hermanos enlutados. Todo va camino al opareí si la población no exige la acción de la justicia.
No estamos juzgando la capacidad de quienes tienen a su cargo salvaguardar el orden y la justicia en Yby Yaú, simplemente estamos PIDIENDO un accionar más contundente y efectivo, de modo a que ya no haya tanta IMPUNIDAD.