Se vienen las campañas electorales en nuestro querido Paraguay, las precandidaturas y los discursos. Esto último viene de la mano de las promesas, promesas plagadas de mentiras que el pueblo sigue fingiendo que cree.
No importa el cargo al que los candidatos se postulan, ellos prometen obras que nunca serán realizadas, peor aún, prometen obras que corresponden a otras instancias.
Da lo mismo que un candidato a Intendente prometa reparar rutas nacionales (por la que pagamos altos peajes a una empresa privada para ésta se encargue de su mantenimiento) o que el candidato a presidente de la república prometa el mejor precio del algodón, que depende de mercados internacionales.
Ese es el país que tenemos, el gobierno que merecemos, porque no sabemos ELEGIR, apenas VOTAMOS legitimando un gobierno fáctico, que manda tras bambalinas, haciéndonos creer que estamos en democracia y que el poder está en manos del pueblo.
Los mentirosos son tan convincentes que, a veces, pienso que hasta ellos mismos están convencidos de los disparates nos largan en sus discursos demagógicos.
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