Terminaron las
riñas por los votos, no hubo ni vencidos ni vencedores. Personas fueron
votadas, para ejercer funciones públicas, delicadas y sensibles. Tanto la
Intendencia Municipal, como las Concejalías municipales, no son apenas cargos
públicos, son cargos de mucha importancia en el desarrollo de una comunidad, en
la construcción de un modelo social para una determinada población.
Tanto el
Ejecutivo, como el Legislativo Municipal, son los responsables del diseño de
prioridades que darán a la ciudadanía en la búsqueda de un Municipio con
progreso sólido, constante y sostenible.
Lastimosamente,
la politiquería paraguaya, entiende estos cargos como fuente de PODER y RIQUEZA
FACIL y no como una herramienta para la redistribución equitativa de las
riquezas públicas, plasmadas en servicios públicos de calidad al servicio de
todos.
En los
municipios del Interior, ocurren problemas de falta de comunicación, por
ejemplo entre la Policía Caminera y la Policía de Tránsito, dependiente de la
municipalidad. Pero ésta diferencia no es una cuestión de “celos por la
institución”, sino por el “territorio de la coima”, ambos no pelean porque
celan por las leyes de tránsito, no, definitivamente no; pelean porque es una
fuente de ingresos extra para todo el organigrama, donde, desde el policía en
la ruta hasta la (o él) oficinista reciben un pedazo de la torta, cuya porción
depende del cargo que ocupa. Por eso, y para eso, se deja ese caos. Son
poquísimos los funcionarios, de ambas instituciones que no están involucrados en
esa telaraña (en más de los casos son obligados, por sus mismos superiores).
El servicio de
transportes públicos, cae en esta rama del caos, primero porque, tanto el
Ejecutivo, como el Legislativo, se encargan de nombrar para el cargo de Jefe de
Tránsito a personas totalmente ineptas para el cargo, en muchos casos por
simple amistad o favoritismo político (pago de favores o a cambio de votos).
Entonces ocurre que la persona, que supuestamente debe estar encargada de
ORDENAR el flujo de transportes colectivos, de acuerdo a las leyes y los
derechos de empresas, legalmente constituidas, éstos, son ignorados favoreciendo a otros amigos, con
la excusa de “todos tienen derecho a comer”. Horarios desordenados e
incumplidos, peleas entre agentes de empresas y pasajeros en la incertidumbre,
son apenas dos de las consecuencias de esa negligencia de le entidad que
debería velar por el buen funcionamiento de todo el sistema del transporte en
bien de TODA la comunidad. Esto sin hablar de la falta total de sentido común
al permitir que menores de edad conduzcan vehículos motorizados de alta
potencia (o personas que no pasaron ningún tipo de examen de aptitud para
manejar) y sus trágicas e innumerables consecuencias.
El estado de las
vías de comunicación, así como las señalizaciones de rutas (las rutas son de
responsabilidad del MOPC, pero la municipalidad debe colaborar en la vigilancia
del buen estado de las mismas), avenidas, calles y caminos vecinales, son
responsabilidad del municipio, de manera que den seguridad al transeúnte, tanto
peatonal como vehicular y, para efectivizar plenamente esa seguridad, debe
crear las condiciones, tanto físicas (caminos en buen estado y control de vehículos)
como educativas (educación de seguridad vial) para TODA la población, cosa que
se puede hacer en las escuelas, o en la misma municipalidad.
Hay mucha tarea
por delante, en todos los municipios. No interesan riñas intestinas
partidarias, ahora el votado es de TODOS y, tanto el Intendente, como los
concejales, deben entender esta premisa.
Una ciudad no se
construye en soledad, desde un escritorio, TODOS deben acercarse a todos,
Intendente, concejales y la población, en general tienen una sola cita y un
solo compromiso: construir la ciudad que TODOS soñamos.
RECUERDEN QUE
LOS SUEÑOS Y LAS PRIORIDADES NO TIENEN COLORES NI IDEALES PARTIDARIOS