Paraguay despierta y espera una nueva aurora, con sol de justícia social, límpida y cálida. Con sabor a campos sembrados de esperanzas campesinas, con el vigor de una juventud que se sacude de su modorra y clama por una educación de calidad, sin distinguir clases sociales.
Paraguay despierta del letargo y ya no quiere permitir la permanencia de cacicazgos espúreos, y ladrones, que buscan imponerse a fuerza de trampas.
Paraguay despierta... Y no importa donde están sus hijos... Allí, desde donde están claman, gritan... ni ruegan ni se arrodillan... porque, como decía el gran maestro Chester B. Swann, "Yo no me arrastro, porque aprendí a volar" los paraguayos parece que, por fin, van creando alas y buscan surgir del oscurantismo en la que fueron obligados a sobrevivir por demasiado tiempo.
Los tiranos creyeron que ese miedo sería eterno... ellos creyeron que continuarían dando miedo con sus amenazas veladas y que continuarían en el poder con promesas incumplidas. Muchos de esos tiranos aún no pueden creer que van perdiendo de a poco ese poder. No consiguen creer que la orgía con el dinero público, ya comience a agotarse de a poco.
Viva mi querido Paraguay, que vivan por siempre estas hijas e hijos, que aún lejos, levantan tu bandera, para luchar por lo que les pertenece.
Yo sé y conosco cuantos sacrificios y renuncias fueron necesarios, para llegar a esta manifestación. Se que muchas personas, tuvieron que matar, ahogada, a su timidéz para poder decir lo que sentía en ese palco. Los paraguayos migrantes, residentes en España, formaron grupos, diseñaron estrategias y prioridades y pusieron manos a la obra. El resultado está a la vista y, las imágenes, hablan por sí solas
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