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domingo, 21 de abril de 2013

Golpe al Voto Migrante


La historia de los movimientos sociales del país debería registrar como un día histórico el 9 de octubre de 2011. En esta fecha un nuevo actor social irrumpe en el escenario con una doble conquista: por un lado, la recuperación de la ciudadanía para los paraguayos y paraguayas que viven fuera de las fronteras y por otra parte, obtienen dicho derecho estrenando un mecanismo constitucional de democracia directa y participativa: el referéndum.
Con lo cual, fue el propio pueblo paraguayo el que restituyó su ciudadanía plena a sus compatriotas del exterior.
Sin embargo, la euforia de la victoria y la conquista del derecho al voto de 2011, nos duró poco a las organizaciones de paraguayos en el exterior. El entramado prebendario de los partidos tradicionales, que controla el Congreso y la Justicia Electoral,  esperaba agazapado luego de la aprobación de la enmienda constitucional, para convertir la conquista en un botín de guerra a repartirse entre los mismos actores políticos de siempre y frenar el riesgo que ese nuevo electorado se sume al proceso de renovación política que estaba en curso en el país desde el 2008, proceso en el que las organizaciones migrantes participaban y reforzaban.
El boicot a la participación política de los paraguayos y paraguayas en el exterior:
El Parlamento y la Justicia electoral eran los actores operativos para minimizar el impacto del voto migrante en las elecciones de abril de 2013. Las instancias mencionadas, ampliamente dominadas por partidos tradicionales, tenían dos objetivos concretos que se fueron clarificando con el tiempo y que siguen vigentes:
1)     Controlar y cooptar la dirigencia de las principales organizaciones migrantes y mantenerlas bajo su tutela y así evitar que el descontento del emigrante pudiese, eventualmente, expresarse en las urnas y reducir dicho voto a su mínima expresión.
2)     Utilizar la apertura de elecciones en el exterior, como un medio para succionar recursos del estado,  para pagar operadores políticos en un año electoral. Este objetivo completa el primero, ya que con una parte de los recursos pretendían comprar sectores de la dirigencia de las organizaciones migrantes (ofreciendo pequeños salarios como inscriptores, cargos públicos o prebendas diversas y variadas).
En términos prácticos esto se traducía en acciones concretas:
a)     La Justicia Electoral solicitaba una multimillonaria ampliación presupuestaria pretextando abrir las inscripciones en el exterior, sin tener siquiera un marco jurídico adecuado y todavía menos una planificación coherente y concertada para realizar dicho trabajo[1].
b)     El Congreso debía aprobar la ampliación presupuestaria solicitada, pero no hacía nada para adecuar la legislación y reglamentar el derecho al voto a pesar de sendas propuestas elaboradas por organizaciones de paraguayos en el exterior. Con lo cual, todo se encaminaba a la repartija de dinero público, pero con magros resultados en términos de inscripciones en los padrones. Las inscripciones en el exterior solo servirían de coartada para la repartija y el TSJE ya tenía la excusa preparada para justificar su ineficacia: “el desinterés de la gente y la falta de apoyo de las organizaciones en el exterior”[2].
Las organizaciones migrantes analizamos aquel pedido de ampliación presupuestaria enviado al Congreso por el Tribunal Superior de Justicia Electoral y descubrimos asqueados que 2/3 de dicho pedido sería utilizado en solo dos rubros:
a) viático y movilidad
b) Publicidad y propaganda.
Es decir, de un total de 65 mil millones de guaraníes solicitados, 45 mil millones serían utilizados en los rubros mencionados. Lo cual equivalía a decir, que dicho monto sería utilizado para pagar a la prensa comercial “amiga” (muy útil en un año electoral) y para ofrecer costosos viajes con viático pago a funcionarios/operadores que tendrían por rol principal reclutar y formar bases para sus respectivos partidos y accesoriamente contribuir en la inscripción en los padrones. El trabajo principal de movilización y difusión del operativo estaría a cargo de las organizaciones migrantes y en caso que el operativo fuese un fracaso (totalmente previsible) ellas cargarían con la culpa y responsabilidad.
La propuesta era totalmente descabellada e inmoral, puesto que con una simple reglamentación y refuerzo del rol de los consulados y sedes diplomáticas en el exterior, éstos podían realizar las inscripciones en los padrones o incluso se podía extender la inscripción automática a aquellos países en donde existían posibilidades técnicas de hacerlo.
Importantes organizaciones de paraguayos residentes en el exterior de Europa, Argentina y Estados Unidos, propusimos que se utilicen vías más racionales y menos costosas al contribuyente  para realizar la inscripción en el exterior y por ende, rechazamos ese pedido de ampliación que se hacía en nuestro nombre, pero que constituía una estafa a la ciudadanía.
La voz de los paraguayos en el exterior se sumó a la de los paraguayos del país, para protestar contra un Congreso prebendario y corrupto que no representaba al pueblo sino a sus propios intereses personales y sectarios. El movimiento de los indignados paraguayos se extendió a distintas capitales del mundo para protestar contra la corrupción de los parlamentarios, que ya se habían ganado sus motes de Dipuchorros y Senarratas. Un movimiento ciudadano totalmente nuevo puso en jaque a parlamentarios que se creían impunes y al abrigo del furor popular. Aquella memorable huida despavorida de los parlamentarios buscando salidas laterales para evitar la masa enardecida, quedará también en la historia de los movimientos sociales del país.
El ejecutivo rechazó aquel pedido de ampliación presupuestaria y las organizaciones migrantes seguimos solicitando reglamentación del derecho al voto en el exterior y un sistema de inscripciones en el exterior sin dilapidación de recursos públicos. Esas iniciativas fueron sistemáticamente bloqueadas en el Congreso y marginalizadas desde la cúpula del TSJE.
El golpe parlamentario ratifica el golpe contra voto migrante:
El golpe parlamentario del 22 junio, fue el momento de la revancha de la partidocracia reaccionaria ante la osadía de la ciudadanía. En pocas semanas, después de la entronización de Franco, se retomaron las ampliaciones presupuestarias rechazadas y comenzó la dilapidación y repartija de fondos públicos con miras a las elecciones de abril del 2013 (que era sin duda una de las motivaciones del golpe).
Solo un ínfimo porcentaje de los electores potenciales en el exterior logró inscribirse: 22 mil y solo en tres países (Argentina, Estados Unidos y España). Para tener una idea y poder comparar, se calcula que los paraguayos en el exterior son alrededor del 12% de la población del país, o sea, unas 800 mil personas, las características de nuestra emigración nos indican que la mayoría de estas personas está en edad de votar. Pero hagamos un cálculo totalmente pesimista y digamos que sobre el universo de los aproximadamente 800 mil paraguayos en el exterior, la mitad está en edad de votar, o sea, 400 mil electores potenciales en el exterior y bien…el próximo 21 de abril, solo 22 mil de ellos y en tan solo 3 países podrá hacerlo. El resto de los paraguayos/as en el exterior sigue relegado a la categoría de ciudadanos de segunda categoría.
El golpe contra la ciudadanía se concretó, una vez más, contra los emigrados, que podría tener las claves para intervenir en el curso de la historia del país.
Si bien sabemos que en el Paraguay el principio de la igualdad ante la ley es una ficción, con el voto en el exterior, el Parlamento y la Justicia electoral, sientan una nueva jurisprudencia de “desigualdad” ante la ley,  excluyendo del derecho al voto a una importante parte del electorado potencial y otorgándolo selectivamente.
Vale decir, que fuera de Argentina, España y Estados Unidos (y en dichos países, solo para un mínimo porcentaje): NO RIGE EL DERECHO CONSTITUCIONAL AL VOTO EN EL EXTERIOR (art. 120).
Por tanto, con respecto al voto de los paraguayos en el exterior, la batalla del 21 de abril de 2013 fue ganada por los poderes fácticos y la partidocracia oligárquica. Que consiguieron excluir de este derecho a la absoluta mayoría de los votantes del ejercicio de su derecho constitucional.
Pero debemos mirar el tema en perspectiva, el voto en el exterior ya está inscripto en la Constitución y fue aprobada en un escrutinio popular y de ello se desprende, la lección a retener para el movimiento de los paraguayos y paraguayas residentes en el exterior:
Nuestra fuerza y nuestra capacidad de incidencia para transformar el Estado excluyente y para impulsar políticas públicas de atención, protección e inclusión de los emigrados paraguayos, no reposa en nuestra capacidad de sometimiento y relación clientelar con el entramado político prebendario, sino en nuestra consolidación como un actor social con un proyecto claro y capacidad de presión.
Nuestros aliados naturales y estratégicos son las organizaciones sociales y ciudadanas (del Paraguay y de los países receptores), tenemos que conseguir que nuestras propuestas sean asumidas y defendidas por el más amplio abanico de organizaciones de la sociedad civil y el movimiento popular. Los golpes oligárquicos que cierran o cooptan los espacios institucionales de democracia, se vencen con organización y movilización, no encerrados entre cuatro paredes, ante autoridades ilegítimas, negociando migajas.



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