Difícil, dura y sacrificada es la tarea de los que abrazan la profesión de informar y formar opinión, especialmente la de aquellos que no venden sus plumas y sus voces para "defender" intereses ajenos en provecho propio, renunciando a "varios privilegios" que honestamente no lo tendrían. No es pecado que el periodista gane dinero, pecado es que lo gane diciendo medias verdades, tergiversando informaciones y escondiendo hechos de interés popular. Ser periodista es vestir la camiseta de la víctima y el victimario, defender los derechos humanos de ambos, para ello a veces hay que erigirse en abogado del diablo. El periodista no es alguien que debe agradar o desagradar, es alguien que debe informar y ser consciente de que EL es dueño de SU VERDAD, que puede que no sea LA VERDAD.
La prensa no debe ser ni opositora ni aliada, la primera estorba, la segunda embrutece, la prensa debe INFORMAR el hecho, en su texto y su contexto, de modo que quienes reciben la información saquen sus propias conclusiones.
Por último, y principalmente, hay que recordar que el periodista es un ser humano, provisto de limitaciones y fragilidades, pasiones y necesidades personales, que es un ser atado a sus propias obligaciones y esto puede influir en su labor, aún cuando la mayoría no la quiera admitir. El periodista también necesita hacer "su mea culpa" y reconocer sus límites, eso lo hará más creíble y digno.
CREO EN LA LIBERTAD DE EXPRESION COMO UNICA HERRAMIENTA CAPAZ DE FORTALECER LA VERDADERA DEMOCRACIA, la palabra como herramienta para dirimir cualquier tipo de conflicto, sin violencia.
Por todo lo antes expuesto, animo a mis (me atrevo a llamarlos) colegas a seguir bregando por la democratización de la palabra. Que sigan prestando sus voces y sus plumas a quienes son postergados, sin convertirlos, demagógicamente, en mártires ni víctimas.
Por el esclarecimiento de los asesinatos de comunicadores, como Julio (Canendiju) Calixto Mendoza (Yby Yaú) y tantos otros que están muertos por denunciar a la narco mafia ganadera implantada en el país. Muertes que fueron ROTULADOS por la justicia como simples "ajustes de cuentas" y con eso los asesinos quedan impunes.
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