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domingo, 26 de enero de 2014

El IVA y el Centenario




Alcibiades González Delvalle

Mucho se comentó las fuertes declaraciones del presidente Cartes, en Villa Hayes la semana pasada, contra los empresarios y el Club Centenario. A los primeros los trató de corruptos y al otro de quedarse con el dinero del pueblo, unos dos millones ochocientos mil dólares.
Los empresarios dijeron que los corruptos están en el Gobierno. Este es un tema que a nadie permite tirar la primera piedra. La corrupción es el antiguo padecimiento de nuestro país que lo tiene postrado, a veces en cama, a veces en coma, pero todas las veces debilitado. Cuando alguien le inyecta un tónico, enseguida se roban la medicina con la jeringa y todo.
La cosa se complica porque no hay un sector que tenga la exclusividad del delito contra el cual despacharse, como lo hizo el Presidente. Funcionarios y empresarios, juntos, unidos, amarrados, se dan en la tarea imparable de hundir nuestro país en la pobreza para que ellos, los corruptos, se salven. Entonces resplandece la moraleja: hay que robar para salir adelante. 
Es sabido que si los jueces no tuviesen otra intención que la de hacer cumplir la ley, otro sería el destino de nuestro país y no este que le impide avanzar hacia mejores días. No es posible que un puñado de personas -las que están en la corrupción- sean las que impidan a la mayoría vivir un tiempo más deseable.
La acusación al Club Centenario me parece acertada aunque hay por ahí una cuestión legal que debe corregirse y que tiene que ver con aquello de que todos somos iguales ante la ley. No, no lo somos. Por dar un ejemplo, el impuesto al valor agregado (IVA) nos hace muy desiguales en momentos en que existen instituciones, económicamente florecientes y vigorosas, que no contribuyen con un céntimo para que el Estado cumpla mejor sus compromisos.
Es del todo injusto que el poderoso Club Centenario -entre otros- no pague el iva cuando muchas otras instituciones, de real provecho a la patria, están abonando como debe ser. 
Lo del Centenario es un caso muy particular. El ministerio de Hacienda, interpretando la ley, venía cobrando el iva al conocido club hasta alcanzar, en algunos años, la cifra de dos millones ochocientos mil dólares. Fue cuando el Centenario acudió a los tribunales donde finalmente ganó el pleito. Ahora Hacienda tiene que devolver una suma que no es para el club una cuestión de vida o muerte.
Todos los años en los que venía pagando el iva, el Centenario siguió con sus actividades deportivas y sociales con toda normalidad. Las canchas de tenis, de fútbol, los bailes, los asados, las timbas, las construcciones, el pago al personal, etc. no se resintieron en lo más minimo. O sea, no le hacía falta lo reclamado para que siguiese con su rutina.
Para mayor ilustración, el día que se publicó el reclamo presidencial también se dio a conocer, en la misma página de ABC Color, el edificio ruinoso, abandonado, devastado, de una escuela. 
Los socios del Centenario tienen todo el derecho del mundo de contar con un sitio que les sirva para el ocio, la holganza, el entretenimiento, pero que el club pague el iva como todo el mundo. De este impuesto sólo tienen que salvarse las instituciones educativas.

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