Fuente: La Toronja (Google Groups, enviada por Paulo López)
En esta entrevista con Marcial Gómez, de la Federación Nacional Campesina (FNC), el líder campesino nos presenta su visión sobre las perspectivas de cumplimiento del derecho de acceso a la tierra en nuestro país y el papel que desempeñan las instancias oficiales para la concreción de la anhelada reforma agraria.
Marcial Gómez, de la Federación Nacional Campesina (FNC), durante la vigilia que se realizó el día anterior al tratamiento de la ley de alianza público-privada.
Gómez señala que el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert) no tiene ninguna política para solucionar la inequidad en el acceso a la tierra e, inclusive, asegura que la tendencia es que la situación empeore con las medidas privatistas implementadas por el gobierno de Horacio Cartes, que a su criterio profundizarán aún más la desigualdad existente, ya que “ndaipóri peteî política desde el Estado con relación a la distribución de la tierra”.
Sobre los campesinos presos por la masacre de Curuguaty, principal muestra de la respuesta gubernamental a los reclamos sociales, apuntó que desde el episodio mismo estos luchadores fueron condenados de antemano. También le consultamos sobre la modificación de la Ley de Defensa Nacional y de Seguridad Interna, a lo cual respondió que “nuestro país ovivi peteî estado de sitio permanente”.
–¿Mba’éicha oho hína el tema del derecho a la tierra ko ñane retãme?
–Péa peteî problema de larga data, ohóva de mal en peor. El 85% de las tierras cultivables ko oî en manos del 2.5% de los propietarios. Y solo el 6% oî en mano de los pequeños productores orekóa menos de 20 hectáreas, que es la mayoría absoluta en nuestro país.
En la última década, sobre todo con la implementación de grandes empresas agrícolas, el monocultivo, la sojización, péa o arrinconá oúo a las comunidades campesinas e indígenas. Con este modelo empresarial, agroexportador oñeaumenta ohóvo la latifundio en pocas manos en todos los gobiernos de turno. En la época del gobierno de Nicanor Duarte Frutos, la Federación Nacional Campesina (FNC) o conquistá kuri algunos pedazos de tierra con ocupaciones y varios compañeros asesinados. En el gobierno de Lugo ninguna hectárea ndojedistribuíri. Peor todavía con el gobierno de Federico Franco. Ndaipóri peteî política desde el Estado con relación a la distribución de la tierra.
–Ha mba’e la perspectiva con el actual gobierno?
–Cada presidente del Indert oñe’ê de la necesidad de la regularización de la tierra, titulación, falta de titulación, doble titularidad… Es una realidad la falta de regularización. Varios asentamientos oî con problemas administrativos y jurídicos. Pero reforma agraria noñe’êvéima voi. El gobierno de Cartes ndoguerekói ninguna política relacionada al tema de la reforma agraria, sino que más bien oñeaumentáta ohóvo la concentración de tierra con el modelo agroexportador. Definitivamente ndaipóri péa dentro del plan. Omombaretéva ha’e kuéra ko osegui haguã con este modelo económico basado en la producción y exportación de materias primas producidas por las grandes empresas agrícolas. La pequeño productor guarã la ojejaposéa como siempre es distribuir algunas migajas, de políticas asistencialistas ogeneraba peteî cultura de mendicidad en la población en lugar de oñepytyvõ ojedesarrolla haguã el sector campesino de su trabajo, de su producción, ikatu haguãicha o accede al recurso principal de la producción, ha’eva la yvy.
Rojereuni kuri con el actual presidente del Indert (Justo Cardenas) roporandu chupe mba’e la política oguerekóva con relación a la distribución de la tierra ha ndoguerekói respuesta. Además la orientación oñeme’ê ohóvo hína cada vez más el sector privado la omotenondétava cualquier plan de desarrollo en nuestro país. Desde el Estado prácticamente ohejapase hikuái en manos privadas todas las cuestiones sociales inclusive. Pasar todo al sector privado, ha tojehecha la pueblo.
–Ha la militarización mba’e papel ocumpli en este tema?
–Oî peteî libreto establecido ko’ãnga omboguatáva el actual gobierno ja oúma voi hese desde el gobierno anterior ikatu haguãicha aceleradamente oimplementá hikuái la grande receta oñemuañáva hína desde los organismos financieros internacionales. En ese sentido oñeimplementa oúvo hína las medidas.
Por ejemplo, la modificación de la ley de defensa nacional. Péa ko oñeme’ê autoridad al presidente Cartes ikatu haguãicha omilitarizá en cualquier momento y parte del país usando las fuerzas armadas en cuestiones internas. Además, la peteî estado de excepción ojedeterminátaramo, siempre oî control. Ko’ãnga prácticamente nuestro país oviví estado de sitio permanente. Con la militarización ojecoarta ohóvo hína inclusive libertades públicas conquistadas por nuestro pueblo. Péa ogenera más represión y violencia en nuestro país. En vez de ojeme’ê salida a las necesidades de la gente en el campo –tierra, salud, educación, alimentación, producción, créditos, asistencia– ojereparti fuerzas armadas ha upéa ogueru hapykuéri más violencia.
–Entre estas políticas ojeaprobáma kuri la llamada ley de responsabilidad fiscal y de alianza público-privada.
–Sobre la ley oñehenóiva de responsabilidad fiscal, jaikuaa que en nuestro país el 68% del ingreso oikéva al estado ha’e aporte de los pobres a través del IVA. Los sojeros, los latifundistas, las grandes empresas ndopagái impuesto ko’ápe. Ha cada vez péa ojerestringive ohóvo en nombre de responsabilidad fiscal porno ojegenerá nuevas fuentes de ingreso. Ha la proyecto de ley, mal llamado de alianza público-privada, osignificá la entrega total de todos los recursos naturales, toda la infraestructura, servicios e instituciones ogeneraba ganancia ñane retãme ojembohasapa haguã en manos privadas. Péa ha’e peteî saqueo total de las riquezas jaguarekóva. Ko gobierno omombareteve represión, restricción de las libertades públicas, ojokosevéta hikuái las luchas sociales porque omoguata ohóvo peteî medida económica totalmente oúva en contra del pueblo ofavorecéta solamente a un pequeño sector, que es el sector privado.
–Dentro de estas medidas represivas ojehecháma voi kuri mba’épa oiko con los luchadores sociales de Curuguaty ohóva ko’ãga hína a un juicio sin garantías.
–La caso Curuguaty ñamañaháio lado ja repudiá mantearã. Desde la Federación Nacional Campesina es clara nuestra posición de repudio al asesinato de varios compañeros campesinos por luchar por un pedazo de tierra porque el problema de tierra ha’e la problema central. Upéi la hapykue oúva ha’e la consecuencia del problema de la tierra. Noñemañái el problema real de fondo desde el Estado, que es el problema de la tierra, sino la consecuencia oúa hapykuéri. Por un lado la hecho oiko va’ekue Curuguatýpe ore roentendé que péa ha’éma parte oúvo del libreto ko’ãnga oseguiva el gobierno actual.
Las fuerzas represivas, tanto policías, los fiscales, los jueces oîa ñane retãme, oî omantene ha oprofundiza haguã hikuái ko modelo económico. Por lo tanto, la olucha oúvo hína por un pedazo de tierra, oconquista haguã iderecho péa cada vez más ojerestringíta las libertades.
En el caso judicial de los compañeros oîa preso actualmente péa al día siguiente del hecho oiko hague Curuguatype oîma condenado ha’ekuéra. Con esta política oñeimplementa ohóvo péa evidentemente la orientación oñeme’êva hína e inclusive cada vez más las organizaciones oluchaba omorótulo ha’ekuera asociación criminal ocondena haguã hikuái a los luchadores sociales.