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martes, 12 de febrero de 2013

Delegando responsabilidades


¿Por qué nos amargamos la vida? Porque hemos trastocado nuestra forma de ver, amar y usar las cosas y nuestros prójimos. Nos hemos acostumbrados a “delegar” nuestras responsabilidades, hay que recordar aquel viejo adagio que sabiamente reza: Si quieres algo bien hecho, hazlo tú mismo.
En este menester, nuestra prioridad siempre debe ser nuestra felicidad. Debemos ser conscientes de que nuestra felicidad depende de nosotros mismos y de nadie más, si bien es cierto que “la compañía de alguien” puede proporcionarnos la felicidad que buscamos, no debemos nunca “delegar” esa responsabilidad en otra persona. Porque para que ésa persona “nos haga feliz” debe conocernos profundamente, de otro modo va a ser imposible que sepa lo que nos hace feliz. (Por eso el verdadero, y único, responsable de tu felicidad eres tú mismo, nadie te conoce mejor que tú mismo)
Talvéz lo que diga aquí parezca egoísta, pero no deja de ser una teoría interesante, en la búsqueda de nuestra felicidad, los seres humanos, “nos usamos” mutuamente, pero no siempre lo queremos admitir (no nos gusta “ser usado”, pero tampoco queremos admitir que estamos usando al otro)
Otra de las razones por la que acabamos “defraudados” es porque confundimos nuestros sentimientos, la más de las veces confundimos atracción, pasión o admiración con AMOR hacia el otro y es lo que, casi siempre, nos lleva a entregarnos de lleno a construir nuestra felicidad sobre la base de sentimientos confusos.
Casi siempre nos defraudamos al ver a nuestros hijos mal educados, pero también olvidamos que hemos delegado su educación a otras personas o, peor aún, a otras “cosas”. Por ejemplo, a causa de nuestro trabajo, dejamos a nuestros hijos en manos de una empleada (la empleada nunca le va a educar a nuestros hijos, a lo sumo le servirá y le cuidará, no más) O, como ya dije, peor aún, reemplazamos nuestros cuidados, con video juegos, computadoras o teléfonos portables (en estos casos los hijos se llenarán de “informaciones” torcidas de lo que es la vida)

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