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lunes, 25 de febrero de 2013

Masacre en el País del olvido

Notoria repercusión de conferencia en Madrid

  
El Colectivo Paraguay Resiste ofreció una conferencia sobre la Masacre de Curuguaty en Madrid.







Por Silvia Arjona Martín, especial para NOVA

Olvidado y desconocido. Así es como se describe a Paraguay desde fuera de sus fronteras. La comunidad internacional, especialmente la del otro lado del charco, sabe poco de lo que ocurre en este país situado en el corazón latino. Nada de su historia de larga dictadura Stronista pero tampoco de los más recientes hechos bañados en sangre, como la masacre de Curuguaty, ocurrida el pasado 15 de junio de 2012, donde murieron 17 personas, entre campesinos y policías. La prensa internacional descifró bien poco lo ocurrido a pesar de ser considerada como “la masacre más importante de la Democracia paraguaya”.
Al menos así lo define el colectivo Paraguay Resiste que ayer se reunió en el Ateneo de Madrid junto con el “Colectivo Paraguayo en Defensa de los Derechos Humanos en Paraguay” con el fin de dar a conocer a la ciudadanía española los acontecimientos citados y el proceso judicial que aún está abierto y del que poco se sabe.
Orlando Castillo es un abogado paraguayo defensor de los Derechos Humanos y uno de los integrantes de este colectivo (formado en distintas ciudades europeas a raíz de la masacre y del posterior Golpe de Estado, ocurrido el 22 de junio de 2012, y que acabó con Fernando Lugo en el poder), que ayer tomó la palabra ante un aforo completamente lleno, para contextualizar la criminalización y la represión por la lucha de la tierra en el Paraguay.
La Masacre que acabó con un presidente
Junto a Castillo se encontraba Aitor Martínez, abogado español que ha trabajado en el Informe Masacre de Curuguaty, de la Plataforma de Estudios e Investigación de Conflictos Campesinos (PEICC), quien respondió a algunas de las preguntas que pululaban en el aforo madrileño mientras explicaba sus pesquisas. “Curuguaty fue la excusa para sacar a Lugo del poder, fue un teatro para sacarlo seudoconstitucionalmente”, explica Martínez en su intervención mientras desmenuza los acontecimientos de manera pormenorizada a través de vídeos y fotografías que expone al público asistente.
Gracias a las imágenes los hechos fueron surgiendo solos, permitiendo entender un poco más lo que pudo haber sucedido el 15 de junio de 2012, aunque ni siquiera con toda la documentación expuesta se logre esclarecer lo que ocurrió verdaderamente en la finca Marina Cué durante los apenas 10 segundos que duró la reyerta.
Esa trágica mañana, 324 policías enfrentaron a 60 campesinos “sin tierra”. Los primeros argumentaron su actuación por dos frentes en base a una supuesta orden de desalojo (el campesinado estaba en tierras explotadas por Campos Morombí SA, empresa del ex senador Blas N. Riquelme), mientras que los segundos consideraban que la tierra era pública y por lo tanto tenían derecho a ocuparla.
Sea de una u otra forma, con unos u otros argumentos, después de nueve meses la justicia paraguaya aún no ha esclarecido los hechos ni ha condenado a los responsables. Según Martínez, “el fiscal no investiga nada”, tan sólo “saca pruebas para incriminar a los campesinos”, a pesar de que los resultados del InformeMasacre de Curuguaty documentan los errores del cuerpo de policía durante los actos violentos. Ni siquiera hoy las personas que aún siguen detenidas por el caso cuentan con atención médica adecuada a las lesiones sufridas, por lo que se pide libertad y una investigación parcial.
Castillo explicó a NOVA que el proceso judicial presenta “muchas irregularidades” como acusaciones injustificadas o argumentos incoherentes y contradictorios que nublan lo ocurrido y alargan la agonía de los que esperan esclarecer los hechos. Incluso existieron imágenes manipuladas de campesinos muertos con armamento policial para confundir a la opinión pública y generar más caos, apunta Martínez.
Una delgada línea entre la justicia y la política
Pero ese caos se vislumbra mejor en las relaciones entre la justicia y la política electoral paraguaya, asegura el Colectivo, cuya forma de telaraña impide saber dónde empieza una y acaba la otra, perjudicando siempre a las personas más desfavorecidas que se vean afectadas por uno u otro poder. Y es que la masacre se utilizó para realizar el Juicio Político más rápido de la historia; en apenas seis horas se juzgó y destituyó al Presidente Constitucional Fernando Lugo, cogiendo el relevoFederico Franco, quien desde su llegada al poder ha violado Derechos Humanos y cuanto acuerdo y protocolo ha firmado el Paraguay.
Por si fuera poco, la investigación de la Masacre recayó en manos del joven fiscalJalil Rachid, hijo del ex senador y presidente del Partido Colorado Badeer Rachid Lichi, amigo personal de Blas N. Riquelme.
Esta falta de transparencia es uno de los motivos de lucha de Paraguay Resiste, junto con la defensa de la democracia y la soberanía, la promoción de la participación ciudadana activa y la cultura de los pueblos y la denuncia de los actos que atenten contra los Derechos Humanos y la Madre Tierra.
Escepticismo colectivo
Este recién Colectivo se considera una organización política social y de construcción de movimientos sociales que ve con escepticismo las próximas elecciones presidenciales del mes de abril ante la “contaminación” existente, según Castillo. Aseguran preocuparles la fragmentación social y política, la falta de claridad y la lectura política del movimiento progresista nacional porque “lastimosamente no podemos decir que este movimiento responda a los intereses reales del movimiento popular paraguayo”, asegura Castillo. Y es por ello que creen en que debe desarrollarse una nueva proyección política de procesos electorales pero que camine a un cambio social.
Por el momento, el intento de dar a conocer la realidad paraguaya a la comunidad internacional europea se está logrando con pequeños pasos como el de ayer. Las redes sociales también están ayudando a divulgar las acciones que Paraguay Resiste lleva a cabo en Sevilla, Berlín, París y Estocolmo gracias al conjunto de paraguayos y paraguayas que, en estos momentos, se encuentran en Europa.
Entre todos/as pretenden seguir cuestionando la Masacre de Curuguaty al son de ¿qué pasó?, ¿quiénes fueron los que dispararon?, ¿por qué lo hicieron?, ¿qué hay detrás de eso?, ¿quiénes son los responsables, tanto intelectuales como materiales de la masacre?, ¿qué intereses existen tras el Golpe de Estado?..., con el fin de que los trágicos sucesos se esclarezcan y se condene a los responsables de la muerte de estas 17 personas.
Comunidad Europea en alerta
En definitiva, son muchas cuestiones que aún continúan abiertas y que seguirán estándolo mientras el gobierno paraguayo ignore a una parte de su población local, la que se dedica al cuidado y cultivo de la tierra del país, y otorga privilegios a los dueños oligarcas que concentran casi la totalidad del territorio guaraní. (Sólo el 2% de la población concentra el 98% de la tierra paraguaya).
Por su parte, la presión internacional debe ser también un pilar con el que conseguir logros en este sentido aunque para ello primero es necesario conocer bien la realidad paraguaya y las injusticias sociales que aún hoy persisten entre su población para, después, exigir más transparencia, justicia y libertad. Para Castillo es bien importante que los medios de comunicación difundan la realidad y no se sometan a los intereses económicos y políticos del momento. O simplemente que se profundice mejor, ya que a menos de cuatro días de la muerte de Lino César Oviedo, líder de la Unión Nacional de Colorados Éticos (UNACE), en un accidente aéreo mientras se encontraba de gira electoral por Concepción, los medios masivos españoles tan sólo le han señalado como “general retirado” y “candidato a la República del Paraguay”.
Por ello, los colectivos ayer reunidos quisieron llamar la atención del Gobierno español y del resto de europeos para que se solidaricen con el pueblo paraguayo, no olviden lo que pasó en Curuguaty y tengan en cuenta que el Estado de Derecho está en peligro y se está poniendo en juego los procesos democráticos. Y todo ello, matizan, “a pesar de la aparente imagen de normalidad que se pretende proyectar desde el régimen golpista” en este país del olvido y de lo desconocido para la mayor parte de la comunidad internacional.
Por su parte, la presión internacional debe ser también un pilar con el que conseguir logros en este sentido aunque para ello, primero es necesario conocer bien la realidad paraguaya y las injusticias sociales que aún hoy persisten entre su población para, después, exigir más transparencia, justicia y libertad.


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