Por Silvia Arjona Martín, especial para NOVA
Olvidado y
desconocido. Así es como se describe a Paraguay desde fuera de sus
fronteras. La comunidad internacional, especialmente la del otro lado del
charco, sabe poco de lo que ocurre en este país situado en el corazón
latino. Nada de su historia de larga dictadura Stronista pero tampoco
de los más recientes hechos bañados en sangre, como la masacre de
Curuguaty, ocurrida el pasado 15 de junio de 2012, donde murieron 17
personas, entre campesinos y policías. La prensa internacional descifró
bien poco lo ocurrido a pesar de ser considerada como “la masacre más
importante de la Democracia paraguaya”.
Al menos así lo
define el colectivo Paraguay Resiste que ayer se reunió
en el Ateneo de Madrid junto con el “Colectivo Paraguayo en Defensa de
los Derechos Humanos en Paraguay” con el fin de dar a conocer a la
ciudadanía española los acontecimientos citados y el proceso judicial que
aún está abierto y del que poco se sabe.
Orlando Castillo es un abogado
paraguayo defensor de los Derechos Humanos y uno de los integrantes de
este colectivo (formado en distintas ciudades europeas a raíz de la
masacre y del posterior Golpe de Estado, ocurrido el 22 de junio de 2012,
y que acabó con Fernando Lugo en el poder), que ayer
tomó la palabra ante un aforo completamente lleno, para contextualizar la
criminalización y la represión por la lucha de la tierra en el Paraguay.
La Masacre que acabó
con un presidente
Junto a Castillo se
encontraba Aitor Martínez, abogado español que ha trabajado
en el Informe Masacre de Curuguaty, de la Plataforma de
Estudios e Investigación de Conflictos Campesinos (PEICC), quien
respondió a algunas de las preguntas que pululaban en el aforo madrileño
mientras explicaba sus pesquisas. “Curuguaty fue la excusa para sacar a
Lugo del poder, fue un teatro para sacarlo seudoconstitucionalmente”,
explica Martínez en su intervención mientras desmenuza los
acontecimientos de manera pormenorizada a través de vídeos y fotografías
que expone al público asistente.
Gracias a las
imágenes los hechos fueron surgiendo solos, permitiendo entender un poco
más lo que pudo haber sucedido el 15 de junio de 2012, aunque ni siquiera
con toda la documentación expuesta se logre esclarecer lo que ocurrió
verdaderamente en la finca Marina Cué durante los apenas 10 segundos que duró
la reyerta.
Esa trágica mañana,
324 policías enfrentaron a 60 campesinos “sin tierra”. Los primeros
argumentaron su actuación por dos frentes en base a una supuesta orden de
desalojo (el campesinado estaba en tierras explotadas por Campos Morombí
SA, empresa del ex senador Blas N. Riquelme), mientras que
los segundos consideraban que la tierra era pública y por lo tanto tenían
derecho a ocuparla.
Sea de una u otra
forma, con unos u otros argumentos, después de nueve meses la justicia
paraguaya aún no ha esclarecido los hechos ni ha condenado a los
responsables. Según Martínez, “el fiscal no investiga nada”, tan sólo
“saca pruebas para incriminar a los campesinos”, a pesar de que los
resultados del InformeMasacre de Curuguaty documentan los
errores del cuerpo de policía durante los actos violentos. Ni siquiera
hoy las personas que aún siguen detenidas por el caso cuentan con
atención médica adecuada a las lesiones sufridas, por lo que se pide
libertad y una investigación parcial.
Castillo explicó a NOVA que
el proceso judicial presenta “muchas irregularidades” como acusaciones
injustificadas o argumentos incoherentes y contradictorios que nublan lo
ocurrido y alargan la agonía de los que esperan esclarecer los hechos.
Incluso existieron imágenes manipuladas de campesinos muertos con
armamento policial para confundir a la opinión pública y generar más
caos, apunta Martínez.
Una delgada línea
entre la justicia y la política
Pero ese caos se
vislumbra mejor en las relaciones entre la justicia y la política
electoral paraguaya, asegura el Colectivo, cuya forma de telaraña impide
saber dónde empieza una y acaba la otra, perjudicando siempre a las
personas más desfavorecidas que se vean afectadas por uno u otro poder. Y
es que la masacre se utilizó para realizar el Juicio Político más rápido
de la historia; en apenas seis horas se juzgó y destituyó al Presidente
Constitucional Fernando Lugo, cogiendo el relevoFederico Franco,
quien desde su llegada al poder ha violado Derechos Humanos y cuanto
acuerdo y protocolo ha firmado el Paraguay.
Por si fuera poco, la
investigación de la Masacre recayó en manos del joven fiscalJalil
Rachid, hijo del ex senador y presidente del Partido Colorado
Badeer Rachid Lichi, amigo personal de Blas N. Riquelme.
Esta falta de
transparencia es uno de los motivos de lucha de Paraguay Resiste,
junto con la defensa de la democracia y la soberanía, la promoción de la
participación ciudadana activa y la cultura de los pueblos y la denuncia
de los actos que atenten contra los Derechos Humanos y la Madre Tierra.
Escepticismo
colectivo
Este recién Colectivo
se considera una organización política social y de construcción de
movimientos sociales que ve con escepticismo las próximas elecciones
presidenciales del mes de abril ante la “contaminación” existente, según
Castillo. Aseguran preocuparles la fragmentación social y política, la
falta de claridad y la lectura política del movimiento progresista
nacional porque “lastimosamente no podemos decir que este movimiento
responda a los intereses reales del movimiento popular paraguayo”,
asegura Castillo. Y es por ello que creen en que debe desarrollarse una
nueva proyección política de procesos electorales pero que camine a un
cambio social.
Por el momento, el
intento de dar a conocer la realidad paraguaya a la comunidad
internacional europea se está logrando con pequeños pasos como el de
ayer. Las redes sociales también están ayudando a divulgar las acciones
que Paraguay Resiste lleva a cabo en Sevilla, Berlín,
París y Estocolmo gracias al conjunto de paraguayos y paraguayas que, en
estos momentos, se encuentran en Europa.
Entre todos/as
pretenden seguir cuestionando la Masacre de Curuguaty al son de ¿qué
pasó?, ¿quiénes fueron los que dispararon?, ¿por qué lo hicieron?, ¿qué
hay detrás de eso?, ¿quiénes son los responsables, tanto intelectuales
como materiales de la masacre?, ¿qué intereses existen tras el Golpe de
Estado?..., con el fin de que los trágicos sucesos se esclarezcan y se
condene a los responsables de la muerte de estas 17 personas.
Comunidad Europea en
alerta
En definitiva, son
muchas cuestiones que aún continúan abiertas y que seguirán estándolo
mientras el gobierno paraguayo ignore a una parte de su población local,
la que se dedica al cuidado y cultivo de la tierra del país, y otorga
privilegios a los dueños oligarcas que concentran casi la totalidad del
territorio guaraní. (Sólo el 2% de la población concentra el 98% de la
tierra paraguaya).
Por su parte, la
presión internacional debe ser también un pilar con el que conseguir
logros en este sentido aunque para ello primero es necesario conocer bien
la realidad paraguaya y las injusticias sociales que aún hoy persisten
entre su población para, después, exigir más transparencia, justicia y
libertad. Para Castillo es bien importante que los medios de comunicación
difundan la realidad y no se sometan a los intereses económicos y
políticos del momento. O simplemente que se profundice mejor, ya que a
menos de cuatro días de la muerte de Lino César Oviedo, líder
de la Unión Nacional de Colorados Éticos (UNACE), en un accidente aéreo
mientras se encontraba de gira electoral por Concepción, los medios
masivos españoles tan sólo le han señalado como “general retirado” y
“candidato a la República del Paraguay”.
Por ello, los colectivos
ayer reunidos quisieron llamar la atención del Gobierno español y del
resto de europeos para que se solidaricen con el pueblo paraguayo, no
olviden lo que pasó en Curuguaty y tengan en cuenta que el Estado de
Derecho está en peligro y se está poniendo en juego los procesos
democráticos. Y todo ello, matizan, “a pesar de la aparente imagen de
normalidad que se pretende proyectar desde el régimen golpista” en este
país del olvido y de lo desconocido para la mayor parte de la comunidad
internacional.
Por su parte, la
presión internacional debe ser también un pilar con el que conseguir
logros en este sentido aunque para ello, primero es necesario conocer
bien la realidad paraguaya y las injusticias sociales que aún hoy
persisten entre su población para, después, exigir más transparencia,
justicia y libertad.
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