La tormenta de
la noche del martes 18 de Septiembre desnudó la altísima corrupción reinante en
las licitaciones para las construcciones de edificios estatales. El dormitorio de
los cadetes del comando logístico que se derrumbó y mató a tres cadetes, además
de dejar con muerte cerebral a otro, tenía falencias gravísimas en su
estructura.
El reportero de un canal de la capital hizo un
recorrido por el predio derrumbado y él mismo pudo constatar que los pilares
(soportes del edificio) no tenían ninguna varilla de hierro en su estructura y
el cimiento estaba completamente despegado de la pared (el reportero dijo que
se trataba de una “pared de 30”, es decir que su grosor equivalía a dos
ladrillos puestos de largo o cuatro de ancho) sin embargo lo que se podía
observar era que la pared en realidad era de 15, es decir UN ladrillo puesto de
largo. Lo más grave era que ESA PARED no estaba bien adherida al cimiento, o
base, del edificio.
En la
entrevista, un alto mando militar de la institución dijo que la construcción la
realizó una firma de construcciones y que los militares ya no construyen estos
tipos de edificios, salvo si lo hace el Batallón de Ingeniería.
Para ganar la
licitación, la empresa que la construyó habrá presentado unas especificaciones
técnicas acordes a las necesidades del edificio a construir, lo que, lógicamente, se ajustaba al
presupuesto presentado. Si esa carpeta técnica fue revisada por un técnico y la
aprobó, luego de finalizar la construcción, también habrá participado un
fiscalizador en la entrega del edificio terminado.
La primera cosa
que hay que hacer es: Saber qué firma constructora realizó la obra, cuánto fue
el presupuesto presentado que ganó la licitación (aquí se necesita el concurso
de un perito para “evaluar” lo que realmente “costó” la obra derrumbada), y
QUIENES fueron los responsables directos de la fiscalización de la obra.
La
responsabilidad mayor sobre toda esta irregularidad cae sobre la empresa
constructora, la misma no puede culpar a nadie, aún, y con más razón, si la “orden”
de usar menos materiales haya venido de arriba. Pues es la empresa la que
ejecutó la obra y es ella la que debe arcar con las consecuencias
(indemnizaciones, gastos hospitalarios y otros) No se le puede dejar impune
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