Voy a volver a
repetir, hasta el hartazgo si es necesario, que estamos en un momento crucial
de nuestro presente político para construir el Paraguay del futuro.
Ante la
aproximación de la fecha en la que se llevará a cabo una nueva “sesión de votos
generales” cabe preguntarnos el modelo de país que queremos y confrontarla con
el modelo de país que nuestros oportunistas nos presentan en sus discursos.
Entre los
millares de “candidatos” que se presentan para ocupar los cargos que, “constitucionalmente”,
quedarán vacantes, no hay tan solo uno que presente un proyecto de país
posible. Las campañas proselitistas, básicamente, tienen el mismo monótono
discurso de: “juntos podemos”, “somos el cambio” o cualquier otro Slogan
populista, vacío y disparatero que atenta contra toda inteligencia ciudadana.
En el interior
del país, las campañas pueden tener matices un poco más vivos (lamentablemente
para peor) en el sentido de que los candidatos se pasan denunciando a sus,
eventuales, contendores de irregularidades gravísimas sin que nadie,
absolutamente nadie, tome cartas en el asunto, para peor, terminado el acto
cívico, gane quien gane (cuando son del mismo partido) se sentarán a la mesa,
negociarán cargos y cupos de poder (a eso le llaman “limar asperezas) y todo se
habrá olvidado, incluso para el periodista más avezado.
No importa que
me digan que es llover sobre mojado, pero repito, HACE FALTA PONER EN MARCHA LA
MAQUINA DE LA INDIGNACION y actuar en consecuencia. Ya hemos comprobado que
hasta la tecnología nos puede ayudar en eso. Podemos escrachar, denunciar con
pruebas hechos de mal desempeño, nepotismo y todo lo que se esté haciendo mal
en la administración pública. La ciudadanía debe convertirse en el principal
Contralor de sus propios intereses (lo que significa que EL MISMO debe ser un
ejemplo de ciudadanía) para erradicar la corrupción hay que negarse a cometerla
o recibir provecho de ella.
Ante todo,
necesitamos de EDUCACION CIVICA profundamente REVOLUCIONARIA, sin tibiezas, con
un poner la cara ante la verdad sin medias tintas, no tenerle miedo a admitir
que nos hemos equivocado y aunar esfuerzos para corregir el error. Para ello
hay que aprender a tener opinión propia, aprender a confrontar informaciones,
sin sacar conclusiones precipitadas para luego buscar la solución al problema.
Por todo eso ya decía
en el otro artículo en mi blog PAREN TODO Y CAMBIEMOS EL CHOFER, pero aquí agrego,
hace falta cambiar también el transporte y los pasajeros (O sea necesitamos
colocar a nuevas gentes, con nuevos pensamientos e ideas y que la pasión por
hacer bien las cosas sea el motor motivador, tanto del Chofer como de los
pasajeros, para que los transeúntes (nosotros) podamos caminar seguros, sin
miedo a ser “atropellados” en nuestro caminar hacia el futuro, en la búsqueda
de nuestro bienestar ciudadano.
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